Creía que ser guapo, fuerte y con pasta era la clave (spoiler: no)

Hola ,

Durante años pensé que el mundo funcionaba así:
Si eres guapo, tienes músculo y llevas ropa cara… lo tienes todo.

Y claro, como era competitivo, quería ganar ese juego.
Me apunté al gym, compré ropa que no necesitaba, traté de ganar dinero rápido, incluso sin saber para qué.
Todo con un objetivo oculto: gustar. Sentirme válido. No sentirme invisible.

¿Y sabes qué?
Había tíos más delgados que yo, sin un duro, que arrasaban.
En trabajo, en relaciones, en todo.
Y me rayaba. Mucho.
Hasta que me di cuenta de una cosa que me dio un guantazo mental:

Lo que arrasa es la carisma. Y la carisma se entrena.

Lo entendí tarde, pero me dio la vida.

Empecé a hacer cosas difíciles:
– Hablar con desconocidos
– Presentarme voluntario para cosas
– Enfrentarme a mis bloqueos sociales
– Construirme desde cero en cosas que antes me daban miedo (mujeres, trabajo, cámara, foco)

Y de repente, no solo ligaba más.
Negociaba mejor. Conectaba más. Inspiraba más.

Ese aprendizaje se convirtió en un superpoder profesional.
Porque la carisma bien entrenada vende, lidera y transforma.

Y lo mejor:
No se hereda. No se compra. Se curra.